En
el municipio Catatumbo del estado Zulia, en pleno Sur del Lago, reposa
Congo Mirador, un pueblo palafítico mezcla de indígenas y españoles que
resguarda en sus entrañas al imponente fenómeno natural Relámpago del
Catatumbo.
200
años le calculan a Congo. Delia Villasmil, de 78 años, contó que según
los historiadores del pueblo fueron los pescadores provenientes de La
Cañada de Urdaneta, quienes se refugiaban en el lugar desierto hasta ese
entonces, los primeros en habitar el sitio que ahora alberga a 210
familias.
“También
hay un cuento que relata que vino un alemán y le gustó tanto el lugar
que fue a su país a casarse y regresó a Congo con su esposa, donde
nacieron tres hijos, y desde ahí hubo vida en el pueblo”, expresó
Villasmil.
“¡Bienvenidos
a Congo! Aquí no hay lujos pero somos gente buena”, expresan los
humildes habitantes, quienes reciben con los brazos abiertos a los
turistas que a diario pernoctan en el pueblo para maravillarse con la
luz perpetua del Relámpago del Catatumbo.
En
la actualidad, el Gobierno regional desarrolla la construcción de una
posada ecoturística con mirador científico y turístico al rayo, sin
embargo, el calor hospitalario de los ‘congueros’ es el toque especial
de la visita al corazón del Sur del Lago.
“¿Mi
amor, no tenéis hambre? Vení pa’ date comida”. La atención de los
pobladores no tiene límites, los turistas pasan la noche en las
viviendas sobre el agua y son alimentados con comidas típicas del sitio.
La patrona del pueblo es la Virgen del Carmen, contó Lidoney Navarra. Foto: Gysell Cobos |
“Aquí
no hay posadas porque todos los congueros les ofrecemos un espacio en
nuestras casas a los que vienen a ver el rayo, gente de China,
Australia, de todos lados vienen curiosos y quedan maravillados no solo
por el Catatumbo, sino también por el pueblo”, manifestó Lidoney
Navarra, conocido como el “Farolero del Congo”, por ser quien enciende la energía eléctrica en el pueblo.
La
Virgen del Carmen es la patrona del pueblo, cuya iglesia, que lleva el
mismo nombre, mantiene sus puertas abiertas las 24 horas del día, sin
embargo, solo una vez al año se celebra misa.
“El
cura nada más viene desde Barranquitas cada 16 de julio, porque es el
día de la Virgen del Carmen, de resto la iglesia está abierta pero no
hay misa”, detalló Lidoney.
Ese
día se celebran las ferias de Congo, y además de la eucaristía, los
pescadores, en procesión, veneran a su patrona con música y diversos
actos sobre el agua.
“Tenemos problemas, pero somos felices”
Los
habitantes de Congo Mirador viven de la pesca y su único medio de
transporte es por lancha. A dos horas y media está la estación de
servicio Río Abajo Catatumbo, que provee de combustible a los
pescadores.
Los
niños y niñas asisten a clases en la Escuela Básica Jesús María Prado,
pero la educación solo es impartida hasta cuarto grado.
Delia Villasmil (78), habitante del Congo Mirador. Foto: Gysell Cobos |
“Tenemos
muchos problemas, pero somos felices”, expresó Delia Villasmil, quien
además destacó que en el pueblo no hay ambulatorio, pero cuenta con una
ambulancia lacustre que atiende de forma inmediata las emergencias en
materia de salud.
“Puerto
Concha es lo más cerca que tenemos cuando hay un apuro, llamamos a la
ambulancia y de una vez nos lleva hasta allá”, contó.
El
dragado del Río Catatumbo es la principal necesidad de Congo Mirador,
debido a que la sedimentación en el sitio ha llegado al punto de
obstruir el paso de las lanchas a los palafitos. “Muchas personas se han
ido a Encontrados o Barranquitas por el sedimento, no queremos irnos de
aquí porque somos felices”, expresó Delia con tristeza en sus palabras.
El
Relámpago del Catatumbo es el principal atractivo turístico de la zona,
aunque este no es visible todos los días del año. La exuberante
vegetación que rodea la población también aporta belleza al panorama.
“Cuando
tenía 12 años, mi abuela nos sentaba, sus nietas, a ver el Relámpago
del Catatumbo. Siendo la cuna de este hermoso fenómeno no deberíamos
estar tan olvidados”, reflexionó Delia.
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